
Preocupa el freno de la industria textil en Tierra del Fuego: producción mínima, ventas en picada y riesgo latente de despidos
El sector textil en Tierra del Fuego se enfrenta a un momento extremadamente delicado. La industria funciona con apenas un 25% de su capacidad instalada, acumulando stock sin salida mientras la caída del consumo interno, el avance de las importaciones y la pérdida del poder adquisitivo hacen estragos.
Rodrigo Cárcamo, secretario general del Sindicato de Empleados Textiles de la Industria y Afines (SETIA), describió un panorama que define como de “tensa calma”. Si bien no se han producido despidos en los últimos tiempos, la situación dista de ser estable: “Estamos parados en un piso muy bajo, con casi la mitad del empleo que teníamos en 2023. Pasamos de mil trabajadores a unos 460, y hoy ese número se mantiene, pero cualquier sacudón podría tirarlo abajo”, advirtió.
Las fábricas, relató el dirigente, han debido adaptarse a ciclos productivos muy cortos y sujetos a las escasas ventas del mes. “Producen sólo lo que saben que podrán vender, y así y todo siguen acumulando mercadería. Hoy la industria local no logra competir con los productos importados que llegan a precios imposibles de igualar”, enfatizó.
Sobre el impacto de las políticas económicas nacionales, Cárcamo no dudó en criticar la apertura de importaciones y la baja de aranceles, medidas que —según dijo— atentan contra la subsistencia misma del régimen industrial fueguino. “No hay promoción posible si se ahoga la producción local. Sin industria, no hay empleo que sostener”, afirmó con firmeza.
Además, puso el foco en la competencia desigual con otros países: “Estamos hablando de mercados donde el trabajo infantil o sueldos de un dólar diario son una realidad. Con eso no podemos ni queremos competir”, expresó.
Consultado sobre eventuales reconversiones o acceso a fondos como el FAMP para diversificar la actividad, el referente sindical se mostró escéptico: “Nadie se anima a invertir ni a cambiar el perfil productivo con una economía en recesión. El riesgo es demasiado grande”.
El mismo cuadro se replica en buena parte del país, donde plantas textiles recurren a adelantar vacaciones, cerrar temporalmente o sostener stocks sin colocar en el mercado. Cárcamo concluyó con un interrogante que resume la preocupación del gremio: “¿Qué tipo de industria podrá seguir funcionando en este contexto? Eso es lo que realmente nos angustia”.