Expertos del INPRES destacaron que el reciente sismo en Tierra del Fuego fue inusual por su cercanía al continente
Aunque los movimientos telúricos en el Atlántico Sur no son raros, el registrado el pasado 2 de mayo captó especial atención debido a que fue percibido en varias localidades fueguinas, entre ellas Ushuaia. Desde el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES), explicaron las causas, el comportamiento de las placas en la zona y la importancia de la prevención.
La geóloga Irene Pérez, miembro del Departamento de Investigaciones Sismológicas del INPRES, aclaró que este fenómeno no sorprendió por su magnitud, sino por su ubicación. «El epicentro estuvo más cerca del sur argentino y chileno de lo habitual. Esto hizo que la población lo sintiera, aunque con una intensidad baja», sostuvo en una entrevista radial.
Pérez detalló que el evento se originó por la interacción entre las placas de Scotia y la Antártica, dos estructuras geológicas que convergen en una región sísmicamente activa. “Cuando estas placas acumulan tensión, se libera en forma de sismos como el que vimos ahora, que llegó a una magnitud cercana a 7.5”, explicó. Posteriormente, se registraron réplicas, como una de 6.4 y otra de 5.1.
Además, la especialista recordó que este tipo de actividad no es nueva para la región: “Hay antecedentes históricos en Ushuaia y el sur de Chile. En 1908 y 1949 hubo terremotos significativos. También en abril de 2023 se sintió un sismo en distintas ciudades de Tierra del Fuego”.
La profesional del INPRES recalcó que los temblores en zonas oceánicas suelen tener focos superficiales, lo que explica su rápida percepción en superficie. “Eso pasó también con el de La Rioja, el 1 de mayo, con apenas 7 kilómetros de profundidad”, ejemplificó.
Pérez también subrayó la imposibilidad de prever estos fenómenos: “No se pueden predecir los terremotos. Lo que sí se puede hacer es monitorear continuamente y prepararnos. La tecnología nos ayuda a entender mejor el comportamiento sísmico y aplicar medidas preventivas”.
Finalmente, hizo hincapié en la necesidad de mantener una vigilancia constante y promover acciones de preparación ante futuras contingencias. “Las réplicas pueden continuar durante semanas o meses. Es parte del proceso natural que sigue a un evento sísmico de gran magnitud”, concluyó.