La seccional Río Grande de la Asociación de Supervisores de la Industria Metalmecánica (ASIMRA) encendió las alarmas y puso sobre la mesa una medida extrema: un paro provincial de la industria electrónica si el Gobierno habilita la modificación del proceso productivo para celulares y televisores que impulsan las cámaras empresariales.

Según explicó el secretario general, Javier Escobar, la iniciativa permitiría que los equipos ingresen “más ensamblados” desde el continente, reduciendo pasos de armado en Tierra del Fuego y, con ello, la necesidad de mano de obra local. “Eso se traduce en despidos reales, no en hipótesis”, subrayó en declaraciones a FM La Isla.

El gremio calculó un golpe inmediato en las plantas: entre 20 y 30 puestos menos por cada línea de producción, un ajuste que —proyectado a la escala del polo— implicaría “cientos de familias” afectadas. El dato es especialmente sensible porque la telefonía móvil representa alrededor del 60% de la fabricación fueguina, seguida por televisores y aires acondicionados.

ASIMRA ya llevó la discusión a su congreso de delegados y definió el camino a seguir: si la resolución se firma, convocarán a un paro provincial de la actividad. La consigna interna, remarcó Escobar, es clara: “Ningún puesto afuera —ni contratados, ni efectivos, ni PPD—”.

El dirigente también cuestionó con dureza la respuesta política en la provincia. Reclamó una “defensa legal activa” por parte del Ejecutivo fueguino y cruzó al legislador libertario Agustín Coto por celebrar públicamente los cambios propuestos, al considerar que “desconoce la dinámica de la industria y su impacto social”.

En el plano social, Escobar advirtió que la modificación llegaría en un contexto ya delicado: estimó entre 6.000 y 7.000 los desocupados actuales en la provincia y proyectó que el número podría superar los 8.000 si se concreta el ajuste. “Las ciudades fueguinas no tienen cómo absorber una ola adicional de desempleo”, alertó.

Con la mirada puesta en las próximas elecciones, el gremialista pidió a los trabajadores “tomar nota” del escenario. A su juicio, la industria electrónica es uno de los últimos bastiones productivos del país en la isla: “Si seguimos achicando —advirtió—, el último en salir apaga la luz”.