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Fiesta en la Base Aeronaval: vuelos, música y homenaje en Río Grande

La Base Aeronaval “Pioneros Aeronavales en el Polo Sur” se transformó en un escenario de encuentro ciudadano: miles de vecinos de Río Grande respondieron a la convocatoria de puertas abiertas y vivieron una tarde de muestras, actividades familiares y fuertes símbolos de recuerdo y soberanía.

La jornada comenzó por la tarde con una explanada colmada de familias abrigadas y termos de mate en mano. Los más chicos se subieron a una tirolesa y jugaron a ser pilotos, mientras voluntarios servían la tradicional chocolatada preparada por personal de la Base. Entre risas y curiosidad, los visitantes recorrieron hangares y se fotografiaron junto a aeronaves que no suelen verse tan cerca del público.

Helicópteros Sea King, aviones de instrucción T-34 Turbo Mentor y la aeronave de vigilancia C-12 Hurón fueron los atractivos técnicos que concentraron miradas y preguntas. Tripulaciones y marinos explicaron funciones y mantenimiento, y muchos aprovecharon para conocer detalles operativos que habitualmente permanecen tras bambalinas.

El componente institucional y estratégico de la Base fue subrayado por autoridades: el Contraalmirante Román Olivero resaltó la necesidad de mantener abiertas las puertas entre cuarteles y comunidad, y recordó que una instalación de despliegue como esta es indispensable para la presencia argentina en el Atlántico Sur. En tono parecido, el Capitán de Fragata Alejandro Arroyo enfatizó el vínculo emocional con la ciudad y la memoria de quienes partieron en 1982, señalando que aquel pasado obliga a conservar viva la relación entre la Base y la sociedad local.

La música marcó el pulso del cierre: la Banda de Música del Área Naval Austral mezcló marchas y temas populares, generando momentos de fiesta y también de recogimiento. Cuando se interpretó la Marcha de las Malvinas, la multitud guardó silencio y rindió homenaje en un instante cargado de emoción.

Al caer la tarde, la despedida fue aérea: un Sea King realizó dos pasadas rasantes sobre el público antes de emprender rumbo hacia Ushuaia, un final que coronó la jornada entre aplausos y saludos desde el cielo.

Más allá de la celebración, la apertura dejó la sensación de que la Base Aeronaval no es únicamente una estructura militar: es un espacio con raíces en la historia local, con funciones operativas relevantes y —sobre todo— un nexo vivo con la comunidad de Río Grande.

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