14 de noviembre: por qué hoy el mundo habla de diabetes

Cada 14 de noviembre, el mundo detiene su ritmo por un momento para reflexionar sobre una enfermedad que atraviesa fronteras, edades y realidades: la diabetes. Esta fecha no es casual ni decorativa. Fue elegida en honor al nacimiento de Frederick Banting, el médico y científico canadiense que, junto a Charles Best, descubrió la insulina en 1921. Ese hallazgo cambió la historia de la medicina y convirtió una enfermedad hasta entonces mortal en una condición tratable.

Conmemorar este día es, ante todo, reconocer que millones de personas en el planeta dependen del acceso a la insulina y a controles adecuados para poder vivir con dignidad. Es un recordatorio de que la ciencia salvó vidas, pero también una alerta sobre lo mucho que falta por hacer: educación, prevención, detección temprana, acompañamiento y políticas públicas que realmente lleguen donde deben llegar.

El Día Mundial de la Diabetes no es una fecha simbólica más. Es una oportunidad para mirar de frente una problemática que crece año tras año, muchas veces silenciosa, marcada por hábitos alimentarios, estrés, falta de actividad física y desigualdades en el acceso a la salud. Y también es un llamado a la responsabilidad individual y colectiva: prevenir es posible; controlar es posible; vivir plenamente es posible.

Por eso hoy, 14 de noviembre, los sistemas de salud, profesionales, organizaciones y comunidades se unen para concientizar, informar y acompañar. Porque detrás de cada charla, cada control de glucemia, cada campaña y cada gesto solidario, hay una historia real: la de quienes luchan todos los días contra esta enfermedad y la de quienes trabajan para que nunca falte información, atención ni esperanza.

Recordar a Banting es honrar un avance científico inmenso. Pero recordar esta fecha es, sobre todo, comprometerse con el futuro: un futuro donde la diabetes sea detectada a tiempo, tratada correctamente y comprendida con la empatía que merece.